planificacion de los cambios

¿Cómo planificar los cambios?

La planificación de los cambios suele parecer algo ilógico. ¿Cómo es posible hacerlo? 

En este artículo te contamos más y algunos secretos como puedes lograrlo.

planificacion de los cambios

Empecemos por lo básico.

No les pasa que muchas veces el miedo a lo desconocido nos paraliza para actuar. ¿Cuántas veces hemos querido hacer cambios significativos en nuestra vida, ya sea a nivel personal o profesional, pero el temor a los resultados, nos limitan tomar acción?

Esa delgada línea entre la valentía y la seguridad por lo que ya tenemos, es difícil de cruzar. Especialmente cuando no contamos con información de lo que nos rodea. Cuando desconocemos nuestro entorno, no tenemos claridad si las cosas, situaciones y personas a nuestro alrededor serán de beneficio o de perjuicio para nosotros.

Exactamente lo mismo sucede cuando tomamos decisiones organizacionales sin considerar el conocimiento de nuestro entorno (contexto) y sobre todo cuando no planificamos los cambios.

Pero, ¿Cómo es posible planificar un cambio si ni siquiera podemos preverlo?

Sencillamente:

  1. Considerando utilizar la información y recursos que sí tenemos disponibles y de los cuales sí tenemos control.
  2. Estableciendo escenarios con parámetros aceptables de riesgo y priorizando en aquellos que serán de beneficio para la empresa.
  3. Trazando un horizonte de hasta dónde podemos desplazarnos sin conocimiento y hasta cuándo empezaremos a actuar ante los estímulos y situaciones que nos rodeen.

Cambios aparentemente tan sencillos como una nueva contratación, la implementación de un nuevo software, hasta los más complejos como el rediseño de una línea de producción o el lanzamiento de nuevos productos y servicios, son cambios que requieren una planificación previa.

herramientas para un emprendedor
Pero, ¿Qué podemos planificar de un cambio así?

Primero lo primero: Considerar si ese cambio ha sido una decisión canalizada desde la visión empresarial, o si ha surgido como respuesta a otro cambio anterior.

En la primera situación, sabemos que, si vamos en línea con el futuro organizacional, todo cambio conlleva el involucramiento de la alta dirección. Además, de contar con información vital para desarrollarlo. Esto le da un peso grande a la decisión, puesto que contamos con un respaldo para actuar.

En el segundo caso, si surge como una reacción “para apagar incendios” o porque es una “oportunidad que no podíamos desaprovechar”, tenemos que buscar los elementos en ese cambio que nos permitan una seguridad ante la decisión tomada.

Segundo: ¿Con qué información cuento al respecto? Y por información no me refiero solamente al cúmulo de datos verbales o escritos sobre un tema en particular. Me refiero además a si conozco cómo me afectará positiva o negativamente la decisión del cambio. A si he considerado los recursos y su disponibilidad ante esa situación. A si cuento con el tiempo, en plazos y fechas para hacer determinadas acciones. Y finalmente, si el cambio me permitirá realizar mejoras valiosas para la organización y cuál -y cuándo- será el retorno esperado de dicho cambio.

Tercero: Organizarnos para asegurar el éxito. Seamos claros, nadie toma una decisión para desmejorar su empresa, ni tampoco realizamos cambios para que los resultados sean peores a como iniciamos. Por ello, es importante que seamos conscientes de cómo estos cambios afectarán a la organización. Y quiénes se verán involucrados por el mismo, de manera que nos anticipemos a considerar todos los posibles escenarios que conlleva la implementación del cambio.

Claro, hay un tema que no hemos abordado. La reacción al cambio.

¿Cómo tratar la reacción al cambio?

Somos seres humanos y como tales, estamos “a gusto” con una situación bajo nuestro control. Sin embargo, cuando voluntaria o involuntariamente nos enfrentamos a un cambio, la primera reacción es resistirnos. Esta respuesta natural, surge de desconocer lo “nuevo”, de temer ante las posibilidades de un resultado, ignorando sus beneficios potenciales y esto se da sencillamente porque no nos gustan las situaciones que nos hacen tener que llevar a cabo un esfuerzo adicional.

Hace unos años recibí un seminario donde hablaban del comportamiento “reptiliano” del ser humano… nos explicaban que, por naturaleza e instinto, una parte de nosotros está “predeterminada” por nuestro cerebro a buscar la supervivencia y a desarrollar funciones meramente básicas. Este comportamiento reptiliano nos mueve instintos básicos como comer, dormir, tener miedo, sentir emociones, etc. Por lo que no realizamos ningún esfuerzo adicional en motivar al cerebro a una acción determinada.

Si lográsemos ahondar en el cerebro reptiliano de quienes nos rodean, nos daríamos cuenta del inmenso valor que tiene el no gererarles un esfuerzo adicional, por tanto, de ahí que no nos guste un cambio, pues implica hacer algo más que no teníamos contemplado hacer.

Si queremos lograr ser exitosos ante los cambios, entonces consideremos reducir los esfuerzos adicionales, previendo estas reacciones al cambio, los potenciales riesgos de una decisión y los recursos adicionales derivados.

El éxito solo viene cuando ese esfuerzo adicional, es considerado como parte de nuestro día a día, como algo ya planificado por hacer. Si superamos nuestras mismas expectativas, es una garantía que el beneficio nos producirá satisfacción. Esa satisfacción, del “trabajo bien hecho”, de los logros adquiridos, de los cambios bien implementados, es lo que nos permitirá administrar adecuadamente a la gente que nos rodea a fin de que su resistencia al cambio sea mínima.

Por consecuencia, es importante conocer a profundidad la gente con la que trabajamos, de manera que podamos anticiparnos a su reacción -o resistencia- ante el cambio y planificar sobre ello. Recordemos que no está mal resistirse, lo malo es no permitir que el cambio nos sirva para mejorar, o que nos limite a potenciar todas las bondades con las que cuenta una organización.

Finalmente, quiero enfatizar las frases del filósofo griego Heráclito de Éfeso <<Lo único constante es el cambio>> y en efecto, anticiparnos al cambio y planificarlo, es lo que nos devolverá la seguridad de que estamos haciendo las cosas bien, que mantenemos un nivel de control aceptable y que nos hemos preparado para lo desconocido.

Escrito por:

Zonia de Velásquez, Negocios PROCEM Consultores.

herramientas para un emprendedor

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *